Todos los aficionados al motor y no tan aficionados, alguna vez hemos visto la imagen de un coche conduciéndose solo, aparcando solo, frenando solo y un largo etc… de acciones que habitualmente estamos acostumbrados a hacer como conductores. Todo esto no son más que meras ayudas a la conducción tal y como en su día pudo ser el ABS, sistemas de control de tracción o incluso las luces inteligentes.
Sin embargo, cuando hablamos de vehículos de conducción autónoma, hacemos referencia a vehículos controlados solo y exclusivamente por inteligencia artificial o por tecnologías avanzadas. Los más tecnólogos dirán que se trata de un sistema mucho más seguro, posiblemente más eficiente y con una capacidad de respuesta capaz de abarcar toda la demanda que se espera en un futuro.
La importancia de interpretar el entorno. Esta necesidad que requieren los vehículos de conducción autónoma cada vez se encuentra más avanzada, gracias a tecnologías como la de la asistencia de frenado, control mediante señales de proximidad o lectura de señales de tráfico, pero algunos expertos indican que esto no es suficiente y que quizás muchos de estos vehículos tendrán que ser controlados por especialistas.
Problemas como la ciberseguridad, imprevistos como accidentes o atascos pueden provocar el caos total en el transporte autónomo y es que el factor humano es cada vez más importante.
Por eso, el mundo del transporte cambiará, avanzará y crecerá, pero siempre contará con el factor humano, ya que sin duda es una pieza fundamental en el desarrollo de las propias tecnologías y ayudará a que si surge algún imprevisto, se pueda solventar de forma rápida y eficiente.
Sea como sea el futuro de la conducción, estaremos contigo con todos nuestros avances y facilidades que ponemos a tu disposición en nuestra web de Continental